Intrusismo laboral en Dietética y Nutrición

El campo de la nutrición y dietética es especialmente sensible al intrusismo y al engaño. Teniendo en cuenta que el 53,7% de los españoles y españolas adultos tienen sobrepeso u obesidad, éste es un mercado jugoso para sistemas de adelgazamiento, productos dietéticos, de nutrición deportiva, etc. Lo que nos ha llevado a que cada vez haya más confusión sobre la nutrición y uno no sepa ya a dónde ir ni qué hacer con su cuerpo. 

Se ha abusado mucho de la persona con sobrepeso. Me han contado historias que dan escalofríos y descrito dietas que me ponen roja de la indignación. 

Cito de una conferencia de D. Luis Morán Fagúndez. Presidente de la Comisión Gestora del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Andalucía:

“El intrusismo en el sector de la nutrición y dietética viene dado a través de diferentes agentes, tanto por profesionales sanitarios como por personas con titulaciones no oficiales que prestan servicios de nutrición. La pauta de planes de alimentación dirigidos a colectivos o a personas con patologías debe restringirse a la profesión sanitaria de Dietista-Nutricionista tal y como establece la Ley de Ordenación de las Profesiones Sanitarias. La obesidad como tal es entendida como enfermedad por diversas entidades como la Sociedad Española para el Estudios de la Obesidad (SEEDO), la American Dietetic Association (ADA) y la Organización Mundial de la Salud (OMS)”

Los planes de estudio de Farmacia, Enfermería y Medicina incluyen sólo conocimientos generales sobre nutrición; sus competencias no se parecen a las del Dietista-Nutricionista. Por lo tanto, los profesionales sanitarios pueden dar consejo dietético para promocionar la salud, como por ejemplo, decir que se “deben dejar los fritos” o “disminuir la sal”. Pero lo que no pueden hacer, legal y moralmente, es diseñar y prescribir dietas o planes dietéticos. Esa función se debe dejar a los especialistas en nutrición, que son los Dietistas-Nutricionistas.

Por poner un ejemplo, una vez en una conversación, una farmacéutica me aseguraba que era imposible vivir saludablemente sin comer carne porque ésta era necesaria por los aminoácidos. Esta persona no sabía que la carne no es, ni por asomo, el único alimento con aminoácidos esenciales. Esto es no saber más de nutrición que la vecina. Y no es una excepción, sino la regla.

Voy a dejarlo claro cristalino, para que no quede un atisbo de duda:

–        Farmacéutico: Es ilegal que haga dietas. No está capacitado.

–        Entrenador personal: Es ilegal que haga dietas. No está capacitado.

–        Biólogo, bioquímico o psicólogo: Es ilegal que haga dietas. No está capacitado.

–        Persona que ha hecho un cursillo de nutrición: Es ilegal que haga dietas. No está capacitada.

 

Las dietas hechas por estas personas no pueden ser buenas, porque no tienen los conocimientos necesarios para que lo sean. Si la dieta es buena, será de casualidad, porque de cada 100 personas, a 1 la dieta sacada del cajón coincidirá con sus características y necesidades. Recordemos que las dietas forman parte del tratamiento de las enfermedades crónicas, siendo diferentes para cada patología. La mayoría de la gente tiene algún problema de salud, y la propia obesidad es una enfermedad, así que es crucial que si recibes una dieta, que esté diseñada por una especialista.

Por si pudiera parecer lo contrario, en ningún momento estoy menospreciando ninguna de estas profesiones, obviamente cada una es importante y perfecta para su función. Pero no todas las profesiones sanitarias sirven para lo mismo; al igual que no queremos a un dietista-nutricionista para hacernos un empaste en una muela, no queremos tampoco a un farmacéutico que nos haga una dieta. Quizás no te enteres porque no tienes nada con qué compararlo, pero la dieta ni el consejo dietético serán buenos, al igual que el empaste dejará mucho que desear.

Esto es grave no porque se esté desplazando el trabajo del D-N, esto es grave porque cuando estamos enfermos, o cuando tu madre, tu marido o tus hijos están enfermos y tienen que cambiar la dieta, lo que quieres -lo que queremos todos- es que los atienda el profesional mejor formado para ello. Esto es un problema de salud pública.

¿Por qué no sabías esto?

Mi profesión, la de Dietista-Nutricionista, es relativamente nueva. Por ejemplo, la carrera en Granada empezó en 2003, y mi promoción fue la 4ª en salir. Ciertamente no han pasado pocos años, pero todavía no podemos trabajar en hospitales públicos, aunque nos formen para ello y las prácticas las hagamos en hospitales. “No les ha dado tiempo” todavía a incluirnos en la Sanidad Pública. Las cosas de palacio van despacio...y tanto. Esto contribuye a la invisibilización de la profesión, a que la gente no sepa qué es un Dietista-Nutricionista, y que no pueda diferenciar entre un “dietista” de un herbolario, de un “nutricionista” que en realidad es un médico endocrino, o de un “dietista” que es un monitor de gimnasio al que han puesto a dispensar dietas estándar sacadas de internet o de alguna revista.

Por eso siempre que vayas a obtener asesoría nutricional, pide el título universitario en Nutrición Humana y Dietética, o el número de colegiado/a, para asegurarte de que la persona que te atienda es profesional sanitario capacitado para ello. Si te da cosa, pregunta disimuladamente: “¿En qué universidad estudiaste? Mi prima está estudiando la carrera en...” Si titubea o te dice que no estudió, no lo pienses: huye. Tu salud no es un juego ni el negocio de nadie.

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