Por qué tienes que cambiar tu alimentación cuando tienes cáncer

Últimamente hablo frecuentemente con la gente sobre la importancia de la alimentación para combatir la enfermedad del cáncer. Sobre todo lo hablo con familiares o amigos de pacientes con cáncer, y me gusta hacerlo para transmitir el mensaje, y que éste llegue finalmente al paciente.

Cuál es mi sorpresa cuando, pese a que mi interlocutor/a siempre admite que comer bien es relevante, no se convence de animar a su familiar para que vaya a un especialista en nutrición para así mejorar su calidad y esperanza de vida. Piensan que “ya lo estará haciendo”, o que “ya está recibiendo su quimio y le va bien”, e incluso me llegaron a decir: “Ya tiene suficiente con lidiar con su enfermedad”.

Esto, una vez más, es fruto de la desinformación que hay en cuanto a nutrición, ignorada e invisibilizada por nuestra medicina occidental convencional. Y no porque no se haya descubierto una y otra vez la importancia de la alimentación y de ciertos alimentos en el tratamiento de ciertas enfermedades. Hay infinidad de estudios que lo demuestran.

Estamos acostumbradas a pensar en las enfermedades como algo que nos ha tocado vivir, algo que en un momento determinado de la vida ha llamado a nuestra puerta, irremediablemente, y viene para quedarse. Algo que no tiene una causa, una consecuencia, ni un mecanismo ni un proceso que puede avanzar, estancarse o retroceder. Como si sólo fuera on/off. Es decir, como si la enfermedad apareciera y ya no hubiera nada más que hacer. Si acaso, desear haber prevenido antes.

Pero una enfermedad no es algo que sigue su curso irremediablemente, ni un lugar del que no se puede salir. La evolución de la enfermedad, si avanza o retrocede, depende de lo que se haga a partir del momento en el que se tiene el diagnóstico. El cuerpo siempre funciona adaptándose a las circunstancias, y funciona como funciona según lo que introduzcas en él; no reacciona de manera estándar y constante, inmutable a todo, como a veces podemos pensar. No: sus reacciones químicas dependen de lo que tenga a disposición. Piénsalo, ¿acaso puedes pensar en una máquina, que da igual los cartuchos, los cables y el combustible que le pongas, que siempre vaya a funcionar igual? Entonces, ¿por qué pensamos que el organismo humano hace sus funciones de igual manera, comamos lo que comamos?

Si tienes cáncer, algo no ha ido bien en tu cuerpo durante mucho tiempo. Las células tumorales viven y crecen en un ambiente muy concreto: en un ambiente inflamado, hiperglucémico, con poco oxígeno, y generalmente, en un cuerpo con bajas defensas y posiblemente con deficiencia de vitamina D. Si empiezas a tomar una dieta completa en nutrientes y además antiinflamatoria, nula en azúcares simples, rica en antioxidantes y fitoquímicos, rica en antiangiogénicos -info sobre éstos aquí-, y en alimentos que ayudan al sistema inmunitario, las células tumorales no se reproducirán más y empezarán a morir.

Con ello quiero que se entienda, que si uno tiene cáncer, es porque el estado de su cuerpo, a consecuencia de su alimentación entre otras cosas, no es el correcto. Uno puede haber sido operado para extirpar el tumor, puede estar recibiendo quimioterapia y que esté reaccionando bien al tratamiento. Pero si no modifica su alimentación y su estilo de vida, tendrá que luchar contra el cáncer varios o muchos años. O un tumor podrá aparecer en otro lugar. Porque su cuerpo permite el crecimiento de estas células.

Por eso, la solución real, desde la raíz, es tomarte el cáncer como una llamada de atención, como un “ahora es el momento” para cambiar aquellas cosas en tu vida que no estaban bien, y darle a tu cuerpo lo que necesita para estar sano.

Tu amig@, compañer@ de trabajo o familiar enfermo de cáncer no está recibiendo esta información en el hospital. Sé que piensas que si todo lo que cuento fuera verdad y si realmente importara, los médicos ya se lo habrían dicho, pero tristemente no lo hacen, porque no lo saben. En la licenciatura de Medicina se ignora la nutrición y en Sanidad no se tiene en cuenta ningún abordaje de la enfermedad que no sea el farmacológico, por más útil que otro haya demostrado ser.

Por supuesto, hay muchos casos distintos, y aun llevando la alimentación y el estilo de vida perfectos, habrá éxitos y fracasos. Pero lo que está claro es que hay que hacer todo lo posible, y algo que está en tu mano es introducir en tu cuerpo alimentos medicinales 3 ó 5 veces al día, que sin duda colocará al organismo en el mejor estado para contrarrestar el cáncer, aumentar la supervivencia y sobre todo, la calidad de vida.

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