¿Qué es la gordofobia? Y qué no lo es

La gordofobia es la discriminación de una persona por el hecho de estar gorda. Es tener prejuicios sobre ella, como dar por hecho que no se cuida o que es menos capaz de ejecutar su trabajo. También es creer que ellas tienen menos derecho que las personas delgadas a ocupar espacios, ya sea en la playa, en los puestos de poder o en la televisión. Que te molesten por el hecho de estar gordas.

La gordofobia está en todos/as nosotros/as en mayor o menor medida, es una cosa cultural. Por eso tampoco debemos flagelarnos si tenemos pensamientos gordófobos, ni sentirnos superiores a los demás cuando no los tenemos. La clave está en ir identificando estas asunciones que hacemos sobre las personas gordas y comprender que cada persona está en un punto del camino. Eso sí, debemos procurar evitar pasar del pensamiento a la acción: evita comentar cuerpos ajenos y sermonear a las demás sobre su comida. Eso sólo hace daño.

¿Sabes qué es lo peor? Que las personas gordas también suelen tener gordofobia, porque pertenecen a esta sociedad. Pueden llegar a odiarse a sí mismas por estar gordas y no poder adelgazar. Este odio a su propio cuerpo no les ayuda nada a poner solución, de hecho es al contrario. Aumenta su ansiedad, su compulsión por la comida y su terror a coger peso. Caldo de cultivo para un TCA (trastorno de la conducta alimentaria). Por eso hay que evitar empeorarlo haciendo comentarios gordófobos.

No sabemos qué está viviendo una persona gorda, el por qué está así, qué problemas personales ha tenido o tiene, por lo que no podemos juzgarla. Como siempre nos falta información, no es un juicio, es un pre-juicio. Así que apliquemos esta regla que sirve para todos los casos: No sabes nada, sé amable :)

“Pero la obesidad no es saludable”

No, por supuesto que no lo es. A partir de cierto % grasa corporal no es saludable, porque el tejido adiposo emite sustancias pro-inflamatorias a la sangre, que alteran las hormonas y aumentan la resistencia a la insulina, con terribles consecuencias para la salud. PERO, ese no es el único factor de salud que existe. Sólo por tener obesidad no se puede determinar que una persona está enferma. Depende del resto de sus hábitos. La obesidad es un factor de riesgo más.

Entendamos los factores de riesgo así:

-    Si yo voy por la calle en llano, me puedo caer. Es muy poco probable, pero podría tener un traspiés yo sola y caerme.

-    Si voy por la calle y las baldosas están rotas y el suelo está irregular, puedo no caerme, pero si doy un traspiés es mucho más probable que me caiga que antes.

-    Si voy por la calle y además de andar sobre baldosas rotas, alguien me empuja, lo más seguro es que hocique. Casi sin remedio.

Es la suma de los factores la que hace que enfermes o que estés sano/a. Ni todas las personas gordas están enfermas, ni todas las personas delgadas están sanas. Ni mucho menos. Hay una cantidad inmensa de personas delgadas que comen mal, no se mueven, beben y fuman. Y no están sanas aunque estén delgadas.

Tener un cuerpo u otro no determina la valía de una persona. Aunque la obesidad sea un factor de riesgo. Nadie te debe salud a ti. Por mucho que aumente el gasto sanitario. Si fuéramos detrás de los que “causan gasto sanitario” no terminaríamos nunca: detrás de los que duermen poco, detrás de los que no meditan, detrás de los que beben alcohol, detrás de los fuman, detrás de los que no hacen ejercicio de fuerza…¿Te identificas en alguno de esos papeles, verdad? Cada uno de esos hábitos afecta enormemente a la salud. No los he elegido al azar.

Salud en cualquier talla

Algo que no me gusta de la divulgación “acepta tu cuerpo con cualquier talla” -que eso está muy bien- es que cruzan la línea para decir que la obesidad no es poco saludable y que no existe razón de salud para adelgazar. Si se encuentra “salud en todas las tallas” es porque la salud es una suma de factores. Dónde vivas, el acceso a servicios sanitarios, el estrés crónico y los contaminantes también son factores de riesgo para enfermedades. Cosas que ni siquiera son tus hábitos, sino tu circunstancia. También debemos reparar en algo importante, hay dos tipos de obesidad:

  • Obesidad hiperplásica: Aumento del número de células de grasa –adipocitos- y expansión del tejido adiposo.

  • Obesidad hipertrófica: Aumento del tamaño de las células de grasa.  

La obesidad hiperplásica es más saludable que la hipertrófica. Cuando las células hipertrofian en vez de crear nuevas células, tienen un tope para crecer, su matriz extracelular. Y en el intento de seguir creciendo terminan produciendo inflamación y salida de grasa a la sangre que va a depositarse en los órganos (hígado, riñones, corazón…): la famosa “grasa visceral”.  Por eso podemos ver a personas muy muy grandes pero con poca afectación en la salud: porque han expandido su tejido adiposo, creciendo de manera visible la grasa bajo la piel. No es lo más frecuente, pero existen estos casos. Es peor tener menos grasa pero que ésta esté hipertrofiada, inflamada y en las vísceras que crecer en número de células que se expanden bajo la piel. Por lo que “el tamaño” de la persona no correlaciona siempre con “el estado de salud”.

No es gordofobia

Decir que la obesidad no es sana no discrimina a nadie, es sólamente un hecho. No es gordofobia usar la palabra “obesidad”, que por definición es superar un porcentaje de grasa corporal (¡Ni siquiera es un valor absoluto, depende de tu masa muscular, que, si tienes más, a igualdad de grasa, te saldrá menor porcentaje de grasa corporal!). No es gordofobia recomendarle a alguien, como profesional sanitario, que baje de peso. Sí, por salud. Salud estructural -rodillas, columna, lesiones varias- o metabólica -enfermedades autoinmunes, hipertensión, diabetes tipo 2, cáncer…-. Cuidado con los extremos.

Aceptación es aceptación. De todo. Aceptemos que existen los cuerpos gordos, que merecen el mismo respeto y cuidado que los demás, aceptemos que un gran porcentaje de grasa corporal es un factor de riesgo para la salud y aceptemos que hay personas más enfermas que otras y que cada una hace lo que puede en cada momento. Nadie quiere estar enfermo. Pero nadie te debe a ti estar sano ni tener cierta apariencia física.

 

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